Son las 2 am, y una pregunta en mi cabeza no deja de dar
vueltas. ¿Quién sos Patricio Santos?
Medios, personas e
instituciones han intentado conocerlo. Pero han tratado de hacerlo, sin tener
elementos que hablen de él. Por eso, me decido a realizar una búsqueda
diferente. Las páginas de Facebook dedicadas a Fontanet y a la tragedia de
Cromañón, parecen estar manejadas por una misma persona. Por una misma esencia,
una misma razón. Al verlas, parecería que el tiempo se congeló aquel 30 de
diciembre de 2004. Y todo lo que vino después, es una consecuencia lineal de
aquel suceso. De ahí en más, Patricio Santos Fontanet se convertiría en carnada
para la prensa, en un Dios para los sobrevivientes y en la mismísima cara del
mal para algunos padres de los callejeros que perdieron su vida en el incendio.
Una de las páginas, reza en su imagen de portada “mientras un grupo de ángeles ofrecían su amor, su solidaridad y su
vida para salvar a sus hermanos, el diablo estaba buscando culpables, para no
involucrarse”.
A pesar de la lucha contra
el tiempo, que encabezan los chicos que se manifiestan a favor del Pato por Facebook, este pasa y deja
huella. Las imágenes de reclamos, siempre en negro y amarillo, con el símbolo
de las Topper rotas de los amigos que perdieron, son los símbolos que eligieron
para no olvidar la tragedia. En los grupos de la red social, parecería que nadie
pudo superar el momento. Tampoco están dispuestos a continuar sus vidas con
normalidad, sin antes encontrar una solución a tanta Injusticia. Patricio
preso, ellos afuera, esperando que en algún momento la paz vuelva, la música
suene y el luto se transforme en el motor que necesitan para seguir. El olvido
no existe, pero deben recobrar las ganas que perdieron entre tanto humo, entre
tantas almas desesperadas. “Somos un
grupo de sobrevivientes de la masacre de Cromañón, consideramos necesario que
lo ocurrido aquel 30 de diciembre de 2004, se mantenga en la memoria colectiva
constantemente. Es por esto que convocamos a las movilizaciones, organizadas
por nosotros y delegaciones de cultura de la municipalidad de Lomas”
Cada vez que me acuerdo de
Fontanet, detrás de su imagen aparece una figura bien marcada: es la Justicia.
Ella, que aparece tan desfigurada a lo largo de la corta y fuerte vida de
Callejeros. Cientos de músicos han declarado ante la prensa en defensa del joven
cantante, diciendo que Cromañón era una bomba que se pasaban de mano en mano
todos los músicos de este país: como le tocó a Patricio le podía pasar a
cualquiera. Si alguien hubiera dicho que
él iba a ser el desafortunado, yo no le hubiera creído. “No descansaremos hasta que Pato, Dios, Maxi, Edu, Elio, Juancho y
Diego, recorran el camino de la libertad. Porque es lo justo. Porque es lo que
debe ser”
Una banda en pleno apogeo,
con mucho empuje, que creció como está bien visto: “desde abajo”, pero que nunca
llegó a la cima del éxito. Los multitudinarios recitales, la gran cantidad de
seguidores, la prensa que los volvió mediáticos: lo más grande fue después de
Cromañón. Mientras otros músicos podrían calificar esos sucesos como el mejor momento que les tocó vivir,
Callejeros no puede, porque está marcado por el dolor. “Por medio de un mensaje concreto, informamos a toda la sociedad sobre
lo ocurrido aquel fatídico día y durante estos 8 años y 6 meses de lucha interrumpida.
Nuestras vidas se han modificado totalmente desde aquel momento, y nosotros, que
podemos decir que salimos, que sobrevivimos a semejante negligencia de un poder
político, no bajamos los brazos nunca, seguimos luchando contra esta bestia que
día a día se hace más grande, pero que tiene algo a lo que nunca le podría
ganar: la verdad y el amor por la misma.
Nuestro movimiento consta de eso, del amor por la verdad y la justicia real, no
por una que ni siquiera nos asegura que Cromañón no vuelva a ocurrir. Ese es
nuestro objetivo, llegar a todos, a una sociedad mal educada, que se olvida
demasiado rápido de los desgraciados, convirtiéndolos en el “mercado de la depresión
que deambula por las calles pidiendo Justicia”
En las redes sociales no
figura otro tema que no sea ese: Justicia, pero real. Los seguidores de la
banda necesitan lograr respirar profundo y pensar que el sistema funciona. Pero
ellos saben que no es así. Por eso escuchaban y seguían a Callejeros en el
2004, porque con la música como intermediaria, denunciaban lo contrario: la
falta de justicia, la soledad, la pobreza.
Patricio era su forma de mediar los grises de la vida. Hasta que él no
vuelva a tocar en libertad, ellos no podrán entender solos esto que les tocó
vivir. Porque sus vidas están marcadas a fuego por lo mismo que la de Santos
Fontanet. Hasta podría pensar que tratan de expresarse y de entender este
difícil contexto que les toca vivir a través de sus páginas de Facebook dedicadas
a Callejeros. Pero estas parecen tener la vida en pausa. Y créanme: los
callejeros tienen mucha vida para dar.

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