Aquello que había prometido ser la esperanza para la Nación Argentina, el gobierno de la comúnmente llamada “Alianza” entre el FREPASO y la UCR, terminó con la figura central del partido, el ex-presidente Fernando de la Rúa, escapándose de casa rosada en helicóptero. Sumado a miles de ahorristas golpeando las puertas de los bancos reclamando sus ahorros y con los índices de desocupación más altos del 2001, fue la crisis económica más grande de Argentina y hoy todavía pueden detectarse marcas en la sociedad que dejan ver la profunda depresión en la que cayó el país y junto con él, su pueblo.
El día 10 de diciembre de 1999, asumió Fernando de la Rúa a la presidencia de la nación con el 48.37% de los votos, por el partido conformado por la Alianza entre la Unión Cívica Radical (UCR) y el FREPASO (Frente país solidario) y Carlos “Chacho” Álvarez como vicepresidente.
Tras la victoria obtenida, no tardó demasiado en aparecer el primer índice que puso en jaque al éxito de la Alianza: en mayo del año siguiente, las tasas de desempleo comenzaron a subir y pronto llegaron al máximo nivel en tres años: el 15,4%. Este índice no pararía de aumentar hasta llegar a más del 20% en diciembre de 2001. También aparecerían una serie de factores que durante los dos años de gestión de De la Rúa, fueron debilitando a la vida política, económica y social argentina. Uno de esos problemas llegó en octubre de 2001 cuando comenzaron a hacerse oír denuncias por sobornos a legisladores. Tras este episodio, el vicepresidente de la Alianza, Chacho Álvarez decide renunciar el día 6 de ese mismo mes.
El Licenciado en Ciencias Políticas, Santiago Parodi, opinó que “de la esperanza de cambio mostrado en la avalancha de marketing aliancista se pasó al aumento de la desocupación, al elevado costo de vida y la profundización de políticas neoliberales en la economía Argentina. Por otro lado, durante el Gobierno de De La Rúa se potenciaron las presiones internas y externas. Del aval interno se pasó a la fractura, con la renuncia de Chacho Álvarez y la fuga de varios integrantes del FREPASO. En el frente externo los organismos de crédito internacionales se mostraban cada vez más rapaces y ejercieron durante los dos años de gobierno aliancista una presión desmedida y asfixiante para finalmente hundirlo en un deudor sublime ante los diversos préstamos pedidos por la Argentina.”
El día 2 de marzo de 2001, renunció del ministro de economía Machinea. Durante 18 días, Ricardo López Murphy asumió el cargo de ministro e insistió en el mantenimiento de la convertibilidad un peso a un dólar, profundizando así, aún más, el marco de políticas neoliberales que se llevaban a cabo en el país desde 1976. Tras la renuncia de Lopez Murphy, De la Rúa nombró a Domingo Cavallo como ministro de Economía, autor del programa de paridad entre el peso argentino y el dólar durante el gobierno de Menem. Al día siguiente, el ministro presentó su plan de reactivación económica, que incluía un impuesto a las transacciones financieras. Para facilitar sus tareas, el gobierno consiguió que el Congreso otorgue los denominados súper-poderes a Cavallo.
El 1 de diciembre de 2001, el gobierno anunció un plan por 90 días para frenar la caída de depósitos que incluía un límite semanal de 250 dólares en retiros bancarios, denominado “corralito”. La sumatoria de hechos y sucesos que transcurrieron durante los dos años de Gobierno de la Alianza hicieron que una conjunción de gente de distintas clases sociales, saliera a quejarse a la calle espontáneamente.
El día 3 de diciembre se dio a conocer que Estados Unidos respaldaba las nuevas medidas económicas impuestas por el gobierno y al día siguiente el gobernador de Santa Fe, el gobernador de La Pampa y el gobernador del Chaco, también salieron a respaldar las nuevas medidas económicas.
El Fondo Monetario Internacional, el día 5 de diciembre de 2001, rechazó conceder a Argentina los 1.264 millones de dólares previsto para diciembre porque el país no cumplía con las metas establecidas con la institución. Cavallo viajó a Washington para conseguir el acuerdo pero volvió sin lograrlo.
El día Jueves 13 de diciembre comenzó una nueva ola de protestas ciudadanas y de saqueos a supermercados en busca de alimentos en todo el país, realizados por grupos de ciudadanos empobrecidos en la ciudad de Rosario. También se realizó una huelga general en Argentina contra las restricciones bancarias.
El 14 de diciembre, en medio de los saqueos a supermercados, renuncia "por motivos personales" el vice-ministro de Economía, Daniel Marx. Argentina cancela 700 millones de dólares en obligaciones y evita la suspensión de pagos. El FMI exige al Gobierno un presupuesto 2002 "creíble".
La oleada de saqueos continuó por varios días, en distintos puntos del país. Hubo enfrentamientos violentos en la Capital, San Isidro, Munro, El Palomar, Ciudadela, Ramos Mejía, Morón, Moreno, Lanús y La Tablada. También en Santa Fe y Entre Ríos, San Juan, Santiago del Estero y Mendoza. Un testimonio de una señora, durante un saqueo en un supermercado de Capital Federal, decía eufóricamente ante las cámaras de televisión "¡no va más, esto no va más, la gente tiene hambre!”. Eso era lo que sentía la población argentina: un gobierno que no tenía retorno y una economía colapsada.
A pesar del estado de sitio que había sido anunciado por el presidente por Cadena Nacional, hubo protestas en distintos puntos del país la noche del 19 de diciembre de 2001. La gente asistía a plaza de Mayo con sus hijos, para reclamar “igualdad, que pare la corrupción, por la impunidad que hay en este país, con gente decente Argentina se va para arriba”, comentó Francisco Buscaglia, un vecino de San Telmo que participó del cacerolazo.
Durante el transcurso de la noche renunció Cavallo: esta fue la primera de una seguidilla de renuncias que antecedieron a la del ex presidente De la Rúa. Los escritorios de los despachos de los funcionarios se llenaron de cajas de cartón como símbolo del éxodo. "Ellos estaban huérfanos en cierta manera", reflexiona Litre, periodista acreditada en Casa Rosada aquella noche.
El día 21 de diciembre y luego de 740 días en el poder, en medio de un caos social, después de la muerte de 38 personas y centenares de heridos en todo el país por las represiones durante las protestas, el presidente Fernando de la Rúa renuncia a su cargo y abandona la casa rosada en helicóptero. Todavía le esperaba un diciembre duro al país. Luego de que asumieran la presidencia cinco políticos diferentes, a los argentinos les quedó la sensación de que nadie quería ser presidente, nadie quería asumir esa responsabilidad. La presión social continuó, los movimientos piqueteros se fueron agrandando y tuvieron lugar marchas y enfrentamientos entre estos y la policía. El 26 de julio de 2002, la “mano dura” asesinó a dos jóvenes piqueteros: Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. La indignación popular, llevó al presidente Duhalde a adelantar las elecciones presidenciales para abril del 2003.

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