En 2001 en el país había estallado una protesta
social sin precedentes, los argentinos se despertaban sin saber cuál iba a ser
la noticia del día, pero sabían que iba a haber una cada día, y que esta sería
muy importante.
El jueves 20 de diciembre de 2001 el presidente
Fernando de la Rúa renunció a su cargo luego de que se conozca la cifra oficial
que anunciaba que ya eran 25 las muertes causadas durante los saqueos y los disturbios
en distintos puntos del país. Luego de su renuncia, cinco presidentes distintos
tomaron el mando en tan solo diez días.
El primer presidente de esos diez días fue el
misionero Ramón Puerta, titular del senado, quien tuvo que asumir luego de la
renuncia del vicepresidente Chacho Álvarez. El sábado 22 de diciembre comenzó a
sesionar una asamblea legislativa convocada por el presidente interino. La
asamblea duró doce horas y con la mañana
del 23 de diciembre llegaron tres novedades. La primera, la asamblea eligió con
169 votos a favor y 138 en contra, a Adolfo Rodríguez Saá, hasta entonces gobernador de San Luis. La
segunda establecía que las elecciones serían el 3 de marzo y por último que
estas se llevarían acabo bajo la Ley de Lemas.
Por la tarde, Puerta le entregó el mando a Rodríguez
Saá quien tomó juramento ante un grupo de funcionarios. Anunció como primera
medida la suspensión del pago de la deuda externa. En la misma asamblea,
propuso rendir un homenaje a las víctimas de la represión. En su primer mensaje al país, Rodríguez Saá presentó un plan que incluía la forestación de una zona para dar empleo
directo a un millón de argentinos, un plan de vivienda que le daría trabajo a
otras 500 mil personas, y hasta la construcción de zanjas que llevarían agua de
las zonas inundadas de Santa Fe a las que sufrían sequías en Córdoba. También
comunicó la suspensión en los pagos de la deuda
pública externa que había propuesto en la Asamblea y anunció que no devaluaría
el peso ni dolarizaría por completo la economía.
El 24 de diciembre el presidente recibió a Madres de
Plaza de Mayo, que por primera vez se entrevistaron con un presidente en la
Casa Rosada. EL mandatario se comprometió a liberar a los detenidos durante los
actos de represión de la semana anterior. El gobierno
anunció la creación de una tercera moneda, el "argentino", que
circularía en forma paralela al peso y al dólar. Después de mantener una reunión con su gabinete, Rodríguez Saá partió a San
Luis a pasar la navidad, con su familia.
El Martes 25 se entregaron 20.000 planes de empleo. El presidente también se entrevistó ese día con los líderes de piqueteros D’Elia y
Alderete. Ese día el sector del PJ liderado por Rodríguez Saá hizo pública su
intención de permanecer en el gobierno hasta el 2003.
El miércoles
26 de diciembre Rodríguez Saá visita la CGT donde
aseguró que el "argentino" tendría como garantía las propiedades a
nombre del Estado, incluyendo la sede del Congreso y la Casa Rosada.
El presidente anunció la ley de derogación laboral, la devolución del 13 porciento que había sido descontado a los jubilados y anunció topes para los jubilados con ingresos altos y nombró como asesor presidencial a Carlos Grosso.
El presidente anunció la ley de derogación laboral, la devolución del 13 porciento que había sido descontado a los jubilados y anunció topes para los jubilados con ingresos altos y nombró como asesor presidencial a Carlos Grosso.
Rodolfo Frigeri
quien era en ese entonces el secretario de hacienda dijo a la población que no
serían tocados los depósitos bancarios. Mientras Rodríguez Saá seguía con la
firma de convenios con los gobernadores para la entrega de planes laborales,
asumieron David Expósito al frente del Banco Nación y Roberto Giacomino como
jefe de la policía federal.
El jueves 27
comenzaron a escucharse reclamos de
distintos sectores del PJ ante las declaraciones de la facción del PJ de Rodríguez
Saá de quedarse en el gobierno hasta completar al mandato que le correspondía a
De la Rúa.
En la mañana
del viernes 28 de diciembre Rodríguez Saá le pide la renuncia al titular del
Banco Nación, luego de sus declaraciones que proponían la impresión de 15.000
millones de argentinos, la tercera moneda que se había planteado poner en
circulación desde el partido justicialista. Llegando la medianoche, un nuevo
cacerolazo se inicia en varios lugares de la Capital Federal, también miles de
personas comienzan a marchar hacia el Congreso y hacia la Plaza de Mayo.
Durante la manifestación renuncia Grosso. Esta vez, la policía no tuvo orden de
reprimir, y dejó incluso que a la madrugada del día siguiente la gente entrara al Congreso, quemara muebles
y causara destrozos. Muchos civiles y oficiales fueron agredidos, lo que generó
malestar en las fuerzas hacia el nuevo gobierno. Nuevamente hubo detenidos.
El gabinete
del nuevo presidente había tenido que armarse con lo que había a mano, una
mezcla de funcionarios de San Luis allegados al presidente y algunos miembros
del partido justicialista, pero ese mismo día luego de los incidentes, todo el
gabinete puso a su disposición la renuncia. El presidente convocó en
Chapadmalal a los gobernadores del PJ para el domingo 30 de diciembre.
Duras
críticas se seguían gestando en contra del argentino, por lo que empezó a
pensarse la emisión de más bonos Lecop.
El domingo
30 de diciembre fracasó el encuentro de gobernadores del PJ debido a que solo
se presentaron seis de los catorce gobernadores justicialistas. Un nuevo
cacerolazo con corte de ruta comenzó en las afueras de la residencia
presidencial de verano y se escucharon los primeros rumores de la renuncia del
recién proclamado presidente Rodríguez Saá.
Sobre las
últimas horas de la tarde, habiendo fracasado la reunión con los gobernadores
del Partido Justicialista, el presidente partió a San Luis. Junto a su círculo
íntimo, minutos pasados de las 23 horas, anunció su renuncia por televisión y
responsabilizó de ello al quite de apoyo político de la mayoría de los
gobernantes del PJ. Muchos de los ausentes ya tenían en vistas lo que querían
para el país: que Eduardo Duhalde asumiera la presidencia hasta el 2003 y que
se devalúe el peso argentino. Atrás quedaron los siete días de gobierno del
puntano y por delante un país que rearmar.

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